Hace un año, una empresa española presentaba una prometedora apuesta en pos del desarrollo sostenible: una bombilla no perecedera. La compañía OEP Electrics acaba de lanzar una versión mejorada de su revolucionario producto, que aunque se encuentra comercializado desde hace tiempo, sólo ha recibido modestos encargos. La nueva bombilla IWOP supone un ahorro de energía del 96,5 por ciento y cuenta con una garantía de 10 años de duración, además de ser reparable a muy bajo coste. Este sorprendente invento se engloba dentro del movimiento “Sin obsolescencia programada”, que combate la supuesta programación de los aparatos electrónicos durante su fabricación para que estos se estropeen llegada una fecha. La comunidad científica se mantiene escéptica ante tal avance, al considerar que cumple todos los requisitos de producto milagro.
La bombilla IWOP es una bombilla LED (diodo emisor de luz), cuya eficiencia ronda los 214 Lm/W, frente a los 150 Lm/W que suele proporcionar este tipo de sistema de iluminación, que cada día amplía su cuota de mercado debido a su mayor vida útil y su bajo consumo energético, entre otras ventajas. Además de este sorprendente rendimiento, la bombilla produce la luz cálida de las bombillas clásicas, y consume solo 3,5W, lo que supone un ahorro sin precedentes con respecto a la tecnología incandescente, y de hasta un 50 por ciento en relación al resto de tecnología LED del mercado. Según el fabricante, Benito Muros, la bombilla IWOP, si bien es un poco más cara que la bombilla LED convencional (ronda los 40 euros), supera con creces las prestaciones de esta, además de no necesitar reemplazo, lo cual limita el impacto medioambiental que supone que cada año se tiren 47 millones de bombillas en España.
La bombilla “eterna”, sin embargo, no ha convencido al grueso de la comunidad científica, que encuentra en este invento una bombilla común inmersa en una potente estrategia de marketing que se aprovecha del tirón mediático de la “obsolescencia programada”. Desde Muy Interesante, hemos consultado a un experto del Grupo de Sistemas Electrónicos de Potencia del departamento de Tecnología Electrónica de la UC3M sobre si es realmente factible la fabricación de un producto lumínico “eterno”. Según el profesor, la tecnología del producto no supone una innovación en sí misma: desde hace años es posible fabricar sistemas de iluminación LED más duraderos a un alto coste, ya que el driver puede tener componentes más críticos desde el punto de vista del tiempo de vida que el propio LED.
El experto afirma sin embargo que la durabilidad y rendimiento lumínico de la bombilla IWOP son extraordinariamente altos, por lo que la compañía debería precisar las características técnicas del tipo de LED que utiliza para acreditar dichos valores. Estos datos son estimados además en unas condiciones determinadas que es necesario conocer para evaluar lo que se alejan de la aplicación real. “Si alguien va a comprar un producto de estas características debe cerciorarse bien de que las características técnicas reales coinciden con lo ofrecido en la publicidad pidiendo al fabricante información detallada e independiente sobre su producto”, concluyó nuestro entrevistado.
En definitiva, existe una duda razonable acerca de su eficiencia debido a la ausencia de información detallada sobre las características técnicas del producto y sobre los análisis que lo avalan. La bombilla IWOP forma parte del movimiento contra la “obsolescencia programada”, una teoría que sostiene que los grandes fabricantes acortan la vida útil de los productos de forma premeditada para asegurar su renovación. Las voces más críticas aseguran, sin embargo, que la reducción de la durabilidad de los aparatos electrónicos se debe no tanto a una confabulación global, sino al propio comportamiento del usuario, que exige productos a muy bajo coste y una actualización constante de los mismos en base a las modas, lo que hace que no resulte rentable para las empresas fabricar productos duraderos.