En China, la palabra ataúd no se pronuncia en voz alta, se susurra. El número cuatro es de mala suerte porque también significa ‘muerte’.
En cualquier cena casual, sobre los fallecimientos se habla en voz baja por temor a invocarlos, y todavía más tabú son los suicidios.
Cada año, cerca de 287.000 personas se suicidan en China y aunque esta cifra se ha reducido a la mitad en las últimas dos décadas, es la primera causa de muerte de la población de entre 15 y 34 años.
Por eso, se está desarrollando la primera aplicación para teléfonos inteligentes que ayudaría a reducir esta alarmante cifra.
El proyecto se llama Plataforma de Autoservicio Celular para Personas con Depresión, y está siendo desarrollado por el Hospital Huilongguan, de Pekín, con un plazo a dos años.
La aplicación monitorea los niveles de ansiedad y permite a los usuarios hacer consultas con un terapeuta, pedir una cita médica o chatear con un software, entre otros beneficios.
“En internet hay algunos exámenes, pero no son científicos. Como expertos, queremos dar una mejor ayuda a los ciudadanos”, afirmó el director del hospital, Yang Fu, al Beijing Times.
La psicóloga clínica independiente Chen Zhiyan aseguró que esta aplicación es tan solo un punto de inicio, pero es un proyecto prometedor para detectar problemas de forma temprana.
El fenómeno del suicidio en China es distinto al del resto del mundo. Por un lado, el 65 por ciento de quienes cometen este acto en este país padecen una enfermedad mental (sobre todo, depresión), mientras que en países ricos ese porcentaje es del 90 y 95 por ciento